Amanece un día primaveral
Suena el despertador en una oscura mañana de primavera. Indica que se aproxima la hora de entrar a trabajar. Con síntomas de haber trasnochado paro momentáneamente y apuro unos minutos en la cama. Vuelve a sonar el despertador y forzosamente me levanto, subo la persiana y veo un cielo aún oscuro. Tras prepararme contra reloj salgo corriendo a trabajar. Durante el camino voy dejando atrás los edificios y voy hacia un horizonte rojizo que parece que está quemándose.

Poco a poco asoma un sol redondo que da el relevo a una tímida luna que estuvo acompañando en la noche. Llega el momento de dejar a un lado esta espectacular vista y desviarme para meterme de nuevo entre los edificios que de todo lo mencionado sólo dejan ver un cielo rojizo.

Casi sin darme cuenta llego a mi destino y con pocas ganas cruzo el umbral de la puerta del trabajo para comenzar un nuevo día laboral.